TIROLESES

El sombrero es verde adornado de crines
botines marrones con punteras de acero
hebillas desnudas de castigar espaldas
rubios musculosos bailarines de saltos
bellas nucas grabadas con alfabeto asirio
Cerveza Salzburgo con mango de vidrio.
Las caras redondas, las bocas sin labios,
edelweiss sobre cuero, braguetas de tapa,
botones de asta. Tiroleses.

Un canino torcido y la lengua es un mapa,
campera de lóden a la luz de la luna,
biciclo que cruza la ruta del bosque
pantalones cortos de ciervo con flecos,
rodillas desnudas en ventisca de hielo,
el bigote germano, una pipa de abuelo,
soquetes de lana con pompón colorado,
los ojos de azul acero acorazado,
retumban vocales. Tiroleses.

Recuerdan al campo con bosta y con pala
olores del lodo que el jabón no lava,
un día pasa todo al uniforme nazi
el jerarca los llama y ahora ladran la orden,
cada mujer una trenza, aguja del deseo,
las erres raspan femeninos secretos.
Hombres asesinos del brazo diagonal,
las cruces son de gancho, el enemigo es racial.
Austríacos del Reich. Tiroleses.

Pueblo originario de mi Europa Central,
látigo y silbato en la barraca final.
cigarrillo egipcio de boquilla carmín
prostíbulos dulces, perfume y jazmín.
Tapar las cenizas y los hornos y el gas
con la brisa del Alpe y el eco y el cantar.
Calavera de muerte sobre el pecho del honor.
Asesinos seriales que no merecen perdón.
Solo queda el horror. Tiroleses.

JH – 29 de enero de 2011

MAS CARAS

Raíces se quiebran atrás, adelante,
caras en la infancia y al final más caras
parten resquebrajan, pierden la entereza
no resisten la empresa.

Han vivido creciendo en la dirección opuesta,
sostienen los pisos, la pared, el dolor.
Topos mudos que mudos aguantan
el mundo ciego de los que no cantan.

Siempre hay tierra en tus dientes,
mala geografía, otra raíz ausente,
invisible abstracta la teoría,
impensable estúpida filosofía.

Así es la emigración, que no tiene remedio,
Va de un lado a otro, arrojando semillas,
Imágenes impuras, irreconocibles
Pieles nunca conquistadas, insensibles.

Pero esto se acaba, basta de confiar,
Llanto interminable, huraña soledad.
Húmeda balsa, nunca amé del todo,
raiz enterrada que asoma en el lodo.

Más caras me miran, ah, y ni un solo rostro.

JH 17- I - 2011

Federico Chef

para mi nieto
que está por cumplir dos años.



Mi abuelo fue un revolucionario
mi nieto será funcionario.


Sos el cuarto Federico en la familia
Tu padre en su inocencia no sabía.
Federica mi madre del más allá nos mira
Federico espalda ancha para mi ya cocina.


Has emigrado dos veces antes de nacer
es tradición de la familia no permanecer.
En noches calurosas de fiestas con alcohol
Federicos y Federicas cruzaron el Ecuador.


América primero, del Norte hacia el Sur.
El hemisferio entero en rectas y en cruz.
Del cielo y los planetas volamos despiertos
hacia nuestros destinos distantes, inciertos.


Federico será el jefe, nos llevará de la mano,
atónitos por su fuerza todos lo miramos.
Hay una buena razón, es el recién llegado.
Cambiará los idiomas y crecerán sus zapatos,
nos hablará en voz alta, nos cantará muy bajo.
Dibujará nuestras caras, nos pondrá nombres nuevos
donde vaya estaremos alimentando su fuego.


Federico, no sé si alcanzaré a nombrarte;
en tu casa, en la mía, o en alguna otra parte.
Esperame sin falta, yo aparezco, no dudes,
el tiempo no falla y está lleno de buques.
No me llames abuelo que me da desconfianza.
Seré tu compañero en nuestra larga marcha.


Jorge Hacker
Diciembre de 2009
Buenos Aires