AUSCHWITZ



Capital de la muerte en la estación del tren las cosas claras
nadie se engaña nadie ignora que estamos en Polonia
capital del gueto y la matanza de niños con orejas y gorras
apretujados en apestosas cañerías que no alcanzan
a conducir a la luz desde tu reino de tinieblas tu Varsovia
capital de las ruinas niebla y escombros y el pianista
sigue tocando la fuga piojos y hambres hasta la rodilla
y ni un miserable cuchillo para escarbar el alma.

La poesía advierte sobre sus fallas y el asfalto desgarrado
se encarga del resto. Arrastrando los pies que sangran
incluso el mediodía es tarde para nombres que remedio queda
habrá que conformarse con números de antracita números
gregorianos, los mismos círculos en todos los idiomas seis
millones de números perdidos en los Urales y bajo la llanura ahí
debajo de ese árbol donde dobla la ruta que lleva hasta las flores
y la muñeca de porcelana, los brazos arrancados.¡ Primo Levi !

Me esperabas todos estos años esperabas mi visita.
Quiero sentarme ya al borde de tu cama de piedra y madera
envuelto en el viejo sobretodo de manga descosida
que fue mi traje de bar mitzwá en esa gala helada
el mismo abrigo que al viejo bisabuelo rabino le envolvía los piés
y que un día encontré a un costado del Danubio en Budapest
y me llevé a Buenos Aires donde acababa de morir Gardel en Medellín,
loco, cantando a seis millones de desaparecidos.


JH/ B.A. 28 de Junio de 2012