Es para vos María
Belén
desconocida amiga.
Pusiste la mejilla
a un asombrado beso
que recibiste
sonriendo.
Más a la izquierda,
tu boca
nos observaba
inquieta.
Pensé tengo ochenta
y dos
y aun creo en la
magia de tus veintiséis.
En dos segundos
cambié un momento
por cuarenta años
y te besé en la
mejilla
sintiendo que no
perderíamos ese instante.
Que en ese, tu
aeropuerto,
te sorprendió la
despedida de un amante.
Salta-Buenos Aires –
5/8/2013 – JH