VIAJAR EN LOS BARCOS

Los barcos ya no funcionan como transportes, últimamente hacen de vacaciones flotantes son destinos en sí, cuando antes conducían a destinos determinados.
En mi juventud, en mi infancia, el océano se cruzaba navegando, cruzar el atlántico tomaba dos semanas en esos buques enormes que se llamaban precisamente transatlánticos.
El mar era entonces lo que hoy es el cielo, recostado en la cubierta del buque se miraba el horizonte por encima de las olas del mar, como hoy se atisba el cielo por encima de las nubes desde el ojo de buey del avión. Como no extrañar ese universo oceánico tan abierto y ancho, el viento y el olor del mar y las gaviotas que volaban sobre nuestras cabezas. Y la fantasía del destino misterioso y los puertos intermedios que atraían con sus pintorescos exotismos.
Tres veces me tocó hacer el trayecto de Génova a Buenos Aires y de Buenos Aires a Hamburgo, también crucé el Mediterráneo de Marsella a Túnez.
Extraño esos viajes, no eran turísticos, era el modo de llegar a destinos prefijados. Hoy el turista es el barco, él recorre lo que antes recorríamos nosotros.

1 comentario:

  1. Estimado Jorge,
    Sé que este no es el medio màs adecuado, pero he estado tratando de contactarlo por razones "académicas" (un trabajo sobre politicas teatrales en Argentina). Le he enviado un mensaje a través de Facebook, pero, por si acaso no lo ha recibido, me contacto por aqui. Queria ver si me podia dar una mano con ese tema, que me està resultando complicado porque en este momento estoy en Francia. Desde ya le agradezco, y le dejo mi mail por si es posible: marcelagolubizky@hotmail.com

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