NADA QUE VER

Nada con esta tierra, con esta escarapela,
con estos pastos estas vacas esta soja, este trigo
que respira necesidad, ese gorro esa bandera,
apenas si con esa cama en la que duermo intranquilo.

Pertenezco a los sonidos de la marsellesa,
al modo uruguayo de llamarse américa,
al 38 de los pases de erico a de la mata
al guardapolvo que tapa el pantaloncito de cuero.

Nada de eternos laureles ni de oíd mortales,
todo eso me lo soplaron en una tarde oceánica
nada soy con la europea tierra del pasado
que siempre me aplazó en escritos y orales.

Visito en tránsito todos los aeropuertos,
mi pila de pasaportes está repleta de visas
hace años que conozco las ventanillas de entrada
hay una morocha que siempre me sonríe en ezeiza.

Nada soy de aquella torre de los ingleses
ni de la jeta de roca en los billetes de cien
son cosas de una ciudad que nunca fue consultada,
de mis zapatos en su vereda ni de mi culo en su tren.

No me hace falta la llave de mi puerta de calle
nadie se olvida de abrirme. hay dosmil inquilinos
el llanto de los paliers me gotea en las plantas
y mis noches de locura suenan llenas de tiros.

Como una bola de tenis voy y vengo entre golpes
nada tengo que ver con el triunfo final
nunca me acuesto con los poderes del estado
lo mismo da el sello del voto que la fumigación mensual.

Todos pretenden que les pertenezca,
que los compre con la tele y con el celular.
Yo fiel a mi mismo soy el paria de siempre
un grito de angustia en el medio del mar.
Nada que ver con ese infame circo social.

JH – 13/2/010

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