VICTOR JARA EN BUENOS AIRES



Jorge Hacker para La Marea. 2009


Es difícil recordar en detalle esos complejos años que van de 1970 a 1973. Al teatro le pasaron tantas cosas. Murió Jean Vilar que había estado con nosotros en Buenos Aires y en Córdoba, nos visitó Lee Strasberg y dio sus sesiones de entrenamiento actoral en el Casacuberta del San Martín. Salvador Allende desde la presidencia de Chile tenía en ascuas a los intelectuales latinoamericanos armando sus teorías sobre el camino al socialismo sin sangre, con un sentimiento y un idealismo que nos hacía salir lágrimas donde creíamos que debía haber salido el puño.
Así hasta el 11 de septiembre del 73 en que cayó muerto en La Moneda traicionado por su propio General.
Gobernaba Lanusse. Argentina esperaba desde el 55 el regreso de Perón. “Hechos de Máscara” la revista de la Asociación Argentina de Actores tituló su número de Febrero de 1971 “El país nos duele”.
Augusto Boal había estado preso en Brasil, y representaba “Arena conta Zumbí” por los países vecinos. Nos traía su “Teatro del Oprimido”, que representaba en todos los países limítrofes.
En ese contexto se realizó el Primer Encuentro de Directores de Teatro Latinoamericanos en Buenos Aires que culminaba con un homenaje al maestro uruguayo, ejemplo de muchos de nosotros: Atahuallpa del Cioppo. Atahuallpa venía de sus seminarios de la Universidad de Chile y llegaba de Valdivia acompañado por su alumno dilecto: Victor Jara.

En estos días Chile nos ha vuelto a evocar la figura entrañable de Victor, artista completo, conciencia plena, que dirigía teatro, escribía y cantaba sus canciones a una revolución de la gente y la tierra.
Lo han conmemorado con un sepelio de honor que partió del Estadio Nacional de Santiago, hoy ESTADIO VICTOR JARA, donde fue torturado y asesinado por los suboficiales de Pinochet, y su cuerpo arrojado a una fosa común. Dicen que hubo que destrozarle las manos para que soltara la guitarra.
Esos días de horror y muerte preanunciaron las dictaduras militares que en esa década se instalarían por toda América Latina.



Victor Jara cantaba

“Pongo en tus manos abiertas
Mi guitarra de cantor
La risa y el golpe
La esperanza y la protesta”



Te recuerdo Victor, tu pelo negro, tu cara fina y tus ojos intensos y asombrados que nos contagiaban entusiasmo y objetivos. Estuviste con nosotros, gente de teatro como vos, me regalaste tus discos, compartimos la mesa.

En ese verano Luis Diego Pedreira desde la Municipalidad de Buenos Aires, nos asignaba el predio que había sido la penitenciaría de Las Heras, aquella en la que Alfredo Palacios entre rejas había consagrado la frase a los guardias: “A ver esclavos, un vaso de agua para un hombre libre.” En ese terreno baldío debíamos construir un teatro de verano, algo que el escenógrafo Carlos Cytrinowsky diseñó y realizó magníficamente, para que estrenaramos “Madre Coraje” la inmortal obra de Brecht, con Alejandra Boero acompañada de buenos actores como Norma Bacaicoa y Adrian Ghio entre otros tantos.

Y Victor Jara llegó a Buenos Aires de la mano del maestro Atahuallpa del Cioppo para reunirse con los grandes luchadores del Teatro Latinoamericano: Carlos Carella, en ese año vicepresidente de la FIA (la Federación Internacional de Actores) que lo esperaba aquí junto a Augusto Boal para entregarle a Atahuallpa la distinción que lo consagraba como director de toda América Latina, Atahuallpa que venía a decirnos “que no sabía diferenciar teatro y vida, no solo la suya sino la vida general del hombre en su sentido histórico como en el sentido estético”. Sabíamos que él había descubierto para el teatro al joven talento que al frente de los Quilapayún cantaba a una unión de artistas de este Sur de América, a la filosofía revolucionaria, a la vida y a la muerte del Che que 3 años antes había dado la vida en Vallegrande, en el Oriente Boliviano.

“… San Ernesto de la Higuera
lo llaman los campesinos…
lucha o muerte su destino…”


Y a Camilo Torres

“Lo clavaron con balas a una cruz,
lo llamaron bandido como a Jesús”

Y toda su ternura para los desposeídos
En su famosa “A desalambrar”

“Yo pregunto si la tierra / es nuestra, suya o de aquél
de Pedro y María, de Juan y José…”

Me pregunto que nos diría Victor Jara si estuviera hoy con nosotros en esta nueva encrucijada de América Latina, ante la primera unión independiente de países antiimperialistas, desechando los pasados del hambre de inmediatez, pero con objetivos similares… ¿Entendería mejor las trampas que llevaron y amenazan con volver a llevar a Chile al callejón sin salida del neoliberalismo y la globalización? Que diría por ejemplo del formidable intento de Evo Morales con su Bolivia. De la esperanza siempre renovada de estas tierras.

Hace unos días, leyendo sobre el sepelio de honor para Victor y buscando estos recuerdos preciosos, le escribí un soneto al cantor poeta, al compañero hombre de teatro.


Soneto para Victor Jara

Desechar abstracciones tentadoras
Predicar la justicia frente a la miseria
Cantar proselitismos a cada madrugada
Dejar en todo umbral la buena nueva.

Viajar al sol naciente el puño en la palabra
Podar las notas con la cimitarra
Donar las horas del sueño para ensayar los pasos
Confiar en el amor que se vuelve esperanza.

Cruzar los Andes una vez por día
Neruda en la mochila y Violeta Parra
Y tu mensaje de cambio libertario.

Descender a lo largo de las viñas
Alzar el vaso en mesa de olvidados
Y volver a la batalla el yelmo bien lustrado.


Jorge Hacker
17 de Diciembre de 2009

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