LOS CUMPAS

A veces aparecen, fuimos a Ezeiza juntos,
tienen el pelo blanco, son peronismo rancio.

Fuimos a Ezeiza juntos
en en el setentaytres por la mañana,
emponchados para pasar la noche
con un termo el poronguito y la frazada.

De zapatilla, doble media y pensamientos,
materialismo dialéctico, algunas convicciones,
un ejército de hormigas argentinas
con sentimientos y colmillos como leones.

Amigos para siempre seremos, los que
equivocamos lo mismo al mismo tiempo,
una mañana de sol es un contrato fuerte,
aunque a la noche lloremos en otro hombro.

Son la historia, acaso la historieta,
Los reventados de assis, impresentables.
Se han perdido las consignas en el tiempo,
quedan vinos, sonrisas y miradas.

Hoy buscamos, eternos primerizos, eso que
no se encuentra porque no tiene sustancia,
los ideales de la vieja militancia, del todo
o a medias, como una risa o un llanto ejecutada.

Nos visitamos por nuevísimas razones,
con bufanda y gorro y bota leñadora.
Ya no más en la Ricchieri ni con el sol de fiesta,
pero la boca aun busca la mejilla confiada.

Los cumpas nunca mueren, pero si lo hacen
lo hacen en puntas de pié y nadie desespera,
dejan de aparecer y te quedás pensando
a qué le estarán entregando su vida entera.

JH. 19/10/10 – Bs. As.

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