POESÍA DE LA MAÑANA



En este instante sale el sol.
Es la hora en que cazan las truchas
y las águilas matan sobre el viento.

La hora en que el cóndor
empuja el corderito al precipicio
y el zorro apura la última dentellada de la noche.

Al otro lado del río
abren los Bancos sus bóvedas.
Los gerentes suben a sus ascensores.

Las fundas de las máquinas se levantan
y las entrañas del festín quedan al descubierto.
La telefonista se alisa las medias preparando el combate.

La presa cierra el ojo en el bostezo.
El depredador alza la oreja.
La sangre matinal es más espesa.

Lo saben ambos, el cóndor y el gerente.

Es hora de dar batalla, los insectos no estorban
hasta después del mediodía.

El pobre baja al pozo y pone el agua al fuego.

El álamo se estremece, su puntera raya el aire.

Como una foto movida, en las dos orillas del río
las nubes copian la línea del horizonte.

JORGE HACKER
Buenos Aires

AQUELLA NIÑA

Conozco a la niña que lleva
mariposas tatuadas en los hombros.
La tuve en mi cama una Nochebuena.
Canturreaba sobre artes nuevas
y curaciones a distancia.
Ese amor tan joven que apenas
sabía caminar entre los muebles.
Seis meses la tuve prisionera
de mis declaraciones y el tono
de su voz nunca lo escuché.
Han pasado muchos años.
Aquella niña de las mariposas
hoy me habría sanado el sufrimiento.

JH 20-3-09
SOLO ESTÁ EL ÁRBOL CON SU MUERTE


Recuerdo de Silvia Mercedes Ávila


El sol en su jornada solo viaja.
Sola la luna se aquieta en mi ventana.
Solo vive el buho que vela por la noche.
Solo el amor allá en mi corazón de cañas.

Solo tiembla el Illimani con sus nieves
que le cubren los hombros en verano.
Solo llora el Titicaca sin salida
y es sola la soledad que cuelga de mis brazos.

Está solo el hombre solo cuando mata.
Nadie acompaña al anciano en su agonía
ni a la llama pariendo en la arena salada.
En total soledad el peñasco bebe el viento
y el volcán solo se abre vomitando su lava.

Un día de soledad nos abrazamos,
solos como el árbol con su muerte
desnudos en la soledad del altiplano.
Nos hermanó la solitaria eternidad
Y así seguimos por los siglos de la mano.

JH 7/5/09

MOMENTO EN PRAGA


En esta casa vivió Kafka.
En esta limpia esquina de la calle Maislova
comienza el negro gueto. Detrás del frente rosado
hay alquitrán y piedra chamuscada.
El busto de hierro forjado de Franz
es como un mascarón de proa
del barco judío. Abajo en la bodega
hierven ciruelas y albóndigas de pan.
Chuecos rabinos arrastran sus botas de plomo
por las orillas arenosas
hasta la puerta secreta y oxidada.
Una estudiante de Chicago entra en el cuadro:
"How many jews still live in Prague today?"
Aquí está el desierto cautivo en ocho siglos,
aquí escribió el escalofrío en patas
con sangre bajo la uña. El pecho lleno de gaviotas
grises que picoteaban sin parar.
Todos hicimos su metamorfósis. Como insectos
danzamos por la Maislova en el atardecer.
Al cementerio de los muros mudos. Al manicomio
del sufrimiento inmóvil en el tiempo.
"All the jews live here in Prague today".
Jorge Hacker
Enero de 1990

V E N E C I A

Para Rosa


Venecia fué el comienzo de mis viajes,
sus góndolas hamacas de mis jóvenes tardes,
sus palomas y sus gatos las marcas de mis días,
mis cenizas volverán allí por calles submarinas.

Venecia es el país donde no soy extranjero.
A menos de un día se encuentran todos mis deseos.
Venecia es una barca de amor en el centro del mundo,
que profetizó tu presencia para años más oscuros.

Pero vos llegaste nadando en tu esencia.
Yo estaba extraviado esperando en la arena.
Mis piés siempre helados de cangrejos y de algas.
Nos dimos el sí por algunas semanas.

Es difícil pensar como seguirán nuestros días,
que el frío nos congele o el calor nos reviva,
la Venecia del comienzo, máscara y misterio
nos guiará por los canales del descubrimiento.

El tiempo será nuestra geografía,
Venecia y Viena, Roma y Taormina.
La mar océano que nos ancló en Buenos Aires
confirmó nuestro oficio de marineros de muelle.

No reniego de nada que aquí haya pasado.
El futuro es conciso y no anda sobre zancos
mostrar el pasaporte y que te pongan el sello,
así hasta el final, nunca dormirse en los sueños.

Es seria la soledad, mi querida, no apostaremos al juego.

JH --- 1/X/2009

BISABUELO



Bisabuelo rabino, viajo a visitarte,
tu barba manchada, tu ojito de liebre,
tu esdrújula, tus uñas, tu diente marrón,
vení bisabuelo, subite conmigo, a la burra
del tiempo, a mi mágico avión.

Bisabuelo tu pueblo, tus calles vacías,
tus judíos se aprietan a tu alrededor,
tus cosacos afilan sus sables de acero,
los bolsos, las sandalias, los refuerzos de cuero,
ya se huele el polvo de otra emigración.

Una plegaria de urgencia, aun es madrugada,
el sol que nace empuja hacia occidente
BARUJ HASCHEM vertebra tu columna
y conduce tu vista del cielo a la tierra
en un cabeceo, un dolor permanente.

Al centro del judaísmo iba tu peregrinaje,
donde triangula el Danubio su flujo desigual,
cantabas, rezabas en lenguas medievales
eras un violinista de estepas orientales
de piel y seda negra brillaba tu caftán.

Tu solideo de lana, tu sombrero de cuervo,
tu nariz rosa viejo, tus manchas de pigmento,
lucen en la penumbra del mínimo cuartucho
entre letras hebreas, que como negras hormigas
bailan con dios entre los rollos del tiempo.

Qué comías bisabuelo, que hígados de aves,
que papas polacas, que vino dulzón,
dormitabas murmurando mientras procreabas
abrazado a dios y a tu mujer, a la que no mirabas,
ella era solo un salmo más de tu religión.


Aquí llego, te busco, de mi mano va mi hija,
tiene un ojo de los nuestros, y un nombre gentil,
tu abre las manos y que tu distraído saludo
a este nieto viejo, a este nieto olvidado,
le bendiga la frente y le de tu perfil.
J H - 25 /XII/2007

H U N G R Í A

Predadora rapaz, paradoja sensual de sonidos, blusas que cubren
hombros blancos apenas, muchachas que trituran vocales, tierra
invadida de vándalos, tártaros, hunos, magiares, imperio de gitanos, trofeo de Hitler, de Stalin, usurpada mil años, castillo secreto
de la Europa de los Esterhazy, de Haydn, de húsares de plomo.
Veo mi orígen, mi árbol genealógico, mis ojos oscuros, mi piel verdosa bajo la bota blanda, y todos estos siglos la torta Dobosh,
El dulce Tokai, los gulash, el salvaje paraíso de la páprika.

Futbolistas forzudos, pero también escultores, gitanos pelilargos,
eximios violinistas, mujeriegos, hace mucho que te falto país
de mis abuelos, nada tengo para perder en esta infantil despedida.
Hoy cumplo años. 77 hace que espero este reencuentro.

Y a vos Imre Kertesz admirado, Premio Nobel de los Campos, cansado de esperar honores, chico pisoteado, cantor de hungrías miradas con la lupa, nunca mejor el reducto familiar
que entre tus budapestilentes líneas.
Nunca lamenté tanto no comprender ese idioma esdrújulo y salvaje.
Chico triunfante al final, viejo sabedor de pañuelos de seda.
Todos los violinistas gitanos bailan tu czárdaz del sable imperial.
Y los turistas compran. Cansados de ir al kiosko de la esquina.
Unido a ellos, quejoso, espero mi ración mediocre y traicionera.
Gasto mis últimos cartuchos yendo a un país que no existió jamás.

JH - 10 de febrero de 2008

V I E N A



Vuelvo siempre
a tus veredas
a esos jardines nevados
a tomar aquel tranvía
a la vieja Börsengasse
donde iba a la primaria
el día en que entraron los gansos
con sus cogotes grabados
con sus cruces y sus botas
con sus brazales de gancho
sus calaveras de huesos
y sus glúteos apretados
que aun drenan de oscura sangre
el vino nuevo muy blanco
que tanto gustaba a mi padre.


Volvería eternamente
al estúpido barroco
a los mozos de casaca.
Corto flores en el Prater.
Voy a misa en Bratislava
en mi carro de gitano
a la sinagoga en Nitra
y a orinar a San Esteban
donde me observa el abuelo
desde el trono del imperio
leyendo el Talmud con el dedo.
De sus patillas sagradas
gotea el tinto de la Puszta
vino negro que se masca
y se toma con azúcar.


Vuelvo a mi dorada infancia
al Kaffée con Palatschinken
a la triste ópera bufa
a putas de culos gordos
redonda escenografía
y en la vereda dibujo
un Mozart de confitería.
Nazco un día de febrero
cerdo hebreo con estrella
en el barrio más conspicuo
con la expulsión decretada.
No bailé con los vieneses
valses rengos prescindibles.

Ah, Viena de mi memoria,
alcahueta irredenta
irreconciliable.
Jorge Hacker
Buenos Aires, Marzo de 2007

MATRACA AUTOBIOGRÁFICA

MATRACA AUTOBIOGRAFICA

LA DIÁSPORA
ES UNA CÁBALA CENTRÍFUGA
QUE ARROJA SIGLOS CONTRA EL BORDE DEL PLANETA
HUESOS Y DIENTES APRETANDO EL ECUADOR
ES UNA DANZA DE MIL CALIGRAFÍAS
QUE VUELAN LOCAMENTE SUELTAS
COMO LAS CABRAS DE CHAGALL
VIOLETAS VERDES
YO SOY
MILLONES DE JUDÍOS VIEJOS
RECUERDO ENCUENTROS SECRETOS
QUE NO FUERON
MIRO DE REOJO EL TRIÁNGULO DEL SINAÍ
HABLO DE ESPALDAS AL PERRO DEL OBISPO
TOMO A MI HIJO DE LA MANO POR LA CALLE
ME SIENTO SOBRE MIS ANTEOJOS
YO SOY
LOS TECHOS DE PARIS JERUSALEM
SOY EL JOYERO SASTRE EN NUEVA YORK
EL BARCO QUE UNE VIENA Y ESTAMBUL
SOY UN OVARIO QUE ESTUDIA EN CANADÁ
UN FÉMUR EN BRASIL HACIENDO VERSOS
Y EL CEREBRO EN EL FOSO DE LA ORQUESTA
YO HAGO MI NIDO EN EL POSTE DE LA HORCA
ARRASTRO EL PALADAR POR LOS SABORES
Y TREPO LAS PAREDES DEL IDIOMA

PARA MI LA DIÁSPORA
ES UN ROMANCE DE POR VIDA INEXPLICABLE
UNA VALIJA LLENA DE PARTOS SIN DOLOR
Y LA TUMBA DE MAMÁ EN CADA AEROPUERTO

GALOPO YEGUAS EN LA NOCHE EGIPCIA
MIENTRAS ME APAGO EN EL SOL DE BUENOS AIRES
Jorge Hacker
Buenos Aires - Marzo de 1985

P E S A J

Atravesé el mar tantas veces
que salvar la vida de la esclavitud y de la muerte
se me hizo camarada cotidiano.

Juan de la Higuera, abuelo de mi sangre
iba en los barcos de Colón. Desde entonces
cargado de pimienta y de laurel
fui y vine sin parar. A veces
erguido en terciopelo sobre el puente.
Otras fingiéndome cadáver bajo el oro.

La última,tomado de la mano de mi tío
Francisco José, un poetadel teatro campesino,
huí de Terezín. Por los desiertos
de Francia y Gibraltar hasta el Atlántico,
que retrocedió ante nuestro barco que arrastraba
su panza contra el fondo.

Cuando se lo contaron en Berlín,
el Faraón se dobló de risa, mientras las ranas
comenzaban a salir por las canillas.
Jorge Hacker - Buenos Aires

RECUERDO

Una mañana cerramos las valijas.
Nada sentimental se dijo
en esa despedida para siempre.
Cada uno interpretaba su papel perfectamente.


No me di cuenta cuando partió el tren.
El tío Luis seguía con la mano levantada
y su reloj, ahora en mi brazo,
era una maravilla inesperada.


Unas horas después, en la terraza
del hotel italiano, los helados.
Era el año 38, era verano.
Mi padre, de sombrero nuevo, parecía un millonario.


Esa noche se descubrió el engaño.
Eramos unos parias miserables.
Detrás del sol se esfumaba el maquillaje.
Detrás de los regalos iban manos crispadas.

Los helados, el sombrero, eran de agua.

Mi padre se tocaba el bolsillo lleno de papeles.
Mi madre contaba dinero a escondidas.
Yo me arranqué un diente mirándome al espejo.
Simplemente esperábamos un barco para seguir huyendo.

La palabra JUDÍOS nunca fue pronunciada.


Jorge Hacker – Buenos Aires – 1986

EL RÍO FLUYE Y NO MIRA ATRÁS

Camino de gitanos con carromato y seis riendas
la familia pintadas las caras, las mujeres rellenas.
Guitarras con cintas rojas y verdes y el canto
en un idioma sin sílabas con palabras de pasto.

Así salimos a la búsqueda de Europa
mucho antes que los bárbaros de Oriente,
carne cruda salada con el sudor de los caballos,
Danubio arriba galopamos desafiando la suerte.

Por el camino alzamos polacas de platino
les parimos los hijos sobre la montura
y aprendimos dioses barbudos y callados
y plegarias y llantos con el pelo en la cara.

Pero el río no acaba en su nacimiento.
Escalamos unos Alpes y lanzamos el grito
escupimos las consonantes del largo camino
certeros cultivamos los Do sostenidos.

Allí construimos ciudades barrocas,
las calles torcidas miraban al centro,
detrás de los muros ocultamos el crímen.
Reinabamos libres y encerramos los vientos.

Finalmente encontramos los mares Tirrenos,
cambiamos anfibios los carros por naves,
errantes eternos renacimos flotando
y anclamos las carpas sobre istmos lejanos.

No cambiamos mucho, los ojos más claros,
las manos más blancas, las melenas más ralas.
Los mismos gitanos, suspirando Occidentes,
en busca de una Europa, esa promesa de España.

El río que fluye no mira a su orígen,
la memoria es un boomerang de cortísimo alcance,
las imágenes fueron todas copiadas,
ya llega la estrella que nos llevará adelante.

JH 16/X/09

AROMA DE LOS GITANOS


Oscuro aroma prohibido
que no olvida a ese chico que no olvida...

La penumbra de aquel cuarto de gitanos:
almohadones de lana y terciopelo,
impresos los cabellos de la noche
entre pliegues mórbidos. El olor
de los cueros gastados por el roce de cuerpos;
murmullos eróticos, guitarras
con cintas rojas verdes; ojos negros
por encima del guiso universal, la páprika
sobre la madera y las hojitas de los condimentos
que embriagan la tarde. El vino marrón
y los gruñidos masculinos. En el medio
ese chico rubio de rulos que alza la mano
indicando la edad de sus deseos.
Gitanas gordas, bigotudas,
de dientes amarillos separados,
aprietan suspirando esa cabecita
contra las blusas blancas estiradas,
llenas de tetas de aceituna, fragantes.

Casi un siglo de viajes y de cambios.
El aroma y el chico aun conviven.
JORGE HACKER
Buenos Aires






A C U A R I O


Te vi de lejos en Saturno en plena madrugada
flotando ingrávida en un rumbo de asteroides
junto al gigante que echa agua de un cubo sin fondo
contra un cielo antracita que jamás amanece.
Te encontré en un choque frente a la cuarta casa,
tenías puesto un echarpe de una lejana galaxia,
al pasar te rocé, te sentí sin gravedad,
y pasé de largo a oscuras a gran velocidad.
La astrología tembló registrando el encuentro,
me dolieron los ojos y el intestino grueso.

Ya era tarde para detenerme, habías pasado de largo,
alcancé a ver tu estela plateada y te perdí en un verano.
Los encuentros astrales son de camas separadas
cuando me estiré en la órbita no te encontré acostada.
La manta que nos abriga es de un solo cometa
Pero los colchones son tantos como tantas las estrellas.
Estoy conciente que entré en tu arena sin permiso
y me echaste tu toro que me corneó los tobillos.
Cuando me puse de pié para clavarle mi estoque
huyó a un burladero, en la mitad de la noche.

Como las Apolo que siempre están en problemas
volamos a la luna en nave sin estela.
En módulos diversos y rumbos separados
desembarcamos, hambrientos, los ojos congelados.
Con manos insensibles juntos tomamos muestras,
con polvo lunar llenamos las probetas.
La undécima casa nos recibió al regreso
caímos al océano, firmes en los asientos.
Aún hoy nos buscamos, perdidos en las aguas.
Vacías las mentes, alambradas las almas.
JH 6/X/2009

ACTORES

Ebrios de emociones parados entre ruinas
Soldados moribundos cubiertos de heridas
Harapiento mendigo que reta al gobernante
Nítidas imágenes que viven personajes.

Profesionales concientes de verdades corporales
Piratas de mañana de tarde cardenales
Bailan el tango con sinuosas damas
Se incendian con napalm en Japón o en Birmania.

El actor interpreta, da muerte y da vida
Vive transformando en verdad la mentira
El oficio lo domina, lo hace vanidoso
Es dueño solitario de ese mundo dudoso.

La actriz se columpia entre ser madre y ser puta
Se desviste y se viste bajo el sol o la luna
De la escuela de monjas al prostíbulo del oeste
Recorre los vaqueros premiando al que la bese.

Yo soy un actor que desnuda deseos
Recorro los pasillos en busca de espejos
Los disfraces me sobran me faltan realidades,
Y como el hombre araña burlo las gravedades.

A veces despierto en una piel que no es mía
Toco mis genitales celebrando que vivan.
Mis sentidos renacen con la circulación
Agonizantes recuerdan las huellas del dolor.

Me levanto me siento fumo un cigarrillo
Todo lo ejecuta mi memoria y mi estilo
Aprendo y olvido todo al mismo tiempo
Es dialéctica la escena como un frígido incendio.

La cámara se apaga o desciende el telón,
abandono mi juego, se acabó la sesión.
Afuera está lloviendo, el coche no aparece,
Es dramático el regreso a la vida conciente.
No sé hacer otra cosa, mi actitud es el presente.

JH 28/9/09

ALBUM DE IMÁGENES 1492-1992

FRAGMENTO DE UN ALBUM DE IMÁGENES HISPANOAMERICANAS HOJEADAS POR UN JUDÍO 500 AÑOS DESPUÉS
JORGE HACKER
BUENOS AIRES
1992

1492

Sonríe Cádiz, Palos, Sanlúcar,
no hay más sitio en los barcos:
sonríe, pasa llorando caravana
tras caravana,
blancos los piés del polvo
de la marcha.

Canta Córdoba, Granada canta,
canta pasan llorando caras grises
barbudas, que arrastran bultos,
se arrancan los brazos,
arrastran mujeres, hijos,
se marchan.

Cantan niños en la plaza:
ya se marchan los cohenes,
nos quedamos con sus bienes,
ya se marchan los faraones
les cortamos los cojones,
por las puertas al camino,
a los barcos, judíos.

Llora tierra de expulsados, arde
el mapa otra vez y cruje
la letra y el diente.
pasa levitando el recuerdo,
por todas partes revientan
los cristales del continente gótico.

AdonaI ELOHEINU, AdonaI EjóT.
DIOS ES único e innombrable.

Laméntate Colom, nacido
en el mar, hijo de Shoshana
y de Abraham, confeccionista,
genovés por adopción, llegado
de Ibiza, converso en la cuna
de la huída.
Tu madre lloró cuántas noches
antes de ponerte Cristóbal.

Sonríe Torquemada tu sonrisa
de hueso y garrote, se sabía
que eras cristiano nuevo, novísimo.
Tu abuelo judío, aquel Ha-Levi, en su tumba
sopesa tu celo de convertidor empedernido,
implacable,
escondiendo la cara roja en el manto.

Sonríe Noah Chinillo ahora Santiago Santángel
banquero, la mano firme
sobre las bolsas del oro,
de espaldas a la tierra
frente al pincel de Leonardo
(hereje en otras causas)
junto a la mesa del gran desafío:
la apuesta de las Indias, el negocio
de Cipango.
Apúrate da Vinci, me esperan para el Séder.

Retuércete los dedos, Colom, aráñate
bajo la ropa, finge con alma y vida, delirante,
pasan los expulsados, los nietos sobre el hombro.
El dado rueda una vez más, no hay retorno.
Sonríe, agotados tropiezan hacia el mar. Empujan
La Pinta por el río hasta el estuario.
Van en la misma dirección, ofrecen ruegan.
No llevarás a ninguno.
Son ellos o la empresa.

Sonríe, delirante, no finjas más.
Ninguna mujer, ningún cura quiso acompañarte.
Aún estas leproso de herejía, almirante.

¿Vas camino al Santo Sepulcro, Colom?
¿Arrancarás Jerusalém
(“ templo y mezquita en jaspes sustentado”)
de manos del hereje?
Así lo prometiste en hebreo
a los reyes católicos.

Gestación y parto, sonrisa y dolor.
Pesadilla.
Dejarlo todo una y otra vez. Cargar
de plomo las palabras santas.
Salvar la vida. Salvar, salvar la vida.
Desembarcar, las botas llenas de sollozos.
¡Firme Esquivel! ¡Atención de la Torre! Nuevos nombres,
y descubrir un sitio seco para los papeles.
Fundar la piedra que esconda la vergüenza;
trepar la fría noche de los Andes
a relincho y crucifijo, montados juntos
nietos de rabinos
y cristianos viejos. Ciego
el ojo de la memoria, formidable
desesperación. Dejar atrás la humillación
y el gueto.

Catay, América, Perú, no importa el nombre.
El Gran Khan Emplumado llenó una estancia de oro.
Ni la verdad ni la muerte habrían alcanzado.




1992

Vuelvo a la sonriente Babylonia
cinco siglos después.
Siguen flotando carabelas rotas
en Génova, en Lisboa, en los Sargazos
y frente a Santo Domingo.
Llevan el mismo rumbo en los tablones:
la Pampa oceánica
doblando el Ecuador
al crucifijo del Sur.

Sobre mis párpados
aún cargo la ropa, el vino rancio, los infinitos
papeles. El candelabro medieval
de los antepasados.

Soy la América española,
sonriente, clandestina. La equívoca
del Sur. Prometedora sin igual.
El ojo de Balboa aun desnuda mi espalda,
vibran mis pezones de duro brazil
y sigo pisando inseguro la huella del pié
estrecho y olvidado
de Magallanes.

Sí, soy tu América Latina sonriente, hermano,
y he vuelto. Lustrosa
la armadura negra:
ASKIMATAKI APU hermano, no lo dudes,
allí el trabajo te hará libre como el viento
y poderoso.

IN LAK ‘ECH: tu eres mi otro yo, hermano.
Comeremos de un mismo plato
en Chichen Itzá, en Tenochtitlán, en Cuzco.
IN LAK ’ECH: yo te amo y te respeto.
¿WARMICHAKUY? No será necesario, traeremos
nuestras propias mujeres.
Ah, si no fueran tantos los fantasmas
irrechazables.
El blanco trotador de los Pizarro, alzado
de manos como en el grabado
de San Jorge. La Ira de Dios
con su nariz de gancho y su mentón puntudo
sorbiendo el seso tibio del cadáver
que arrastra por la selva impenetrable.
O el lívido Mendoza, todo en negro,
anclado junto al Riachuelo, febril,
tirado en su camastro, insomne, sifilítico,
incurable.

Aun falta mucho para que la inquisición de Lima
clausure su negocio incofesable;
para que Orkeke y su tribu de tehuelches
aprenda a defenderse de la gripe,
y resucite en los metálicos chicanos
el origen del viento, Quetzalcoatl.

En esa noche de expulsados
hace quinientos años, en Palos, Babylonia,
comenzó este viaje hacia el presente.
La tierra al fin es plana una vez más.

Hereje vuelvo, sentado en el cielo nocturno,
descreído hereje, más hereje que nunca:
gimiendo de herejía todo mi fuselaje.
ñ ñ ñ ñ ñ ñ ñ ñ ñ ñ ñ

POSTAL DE UNA DESPEDIDA

Adiós Bolivia sabores picantes de guisos y fritangas
adiós acres aromas de telas sobre piel caminada
vuelvo a los indiferentes colores de mi casa
viajé por un suelo Aymarizado que generoso
responde con siglos por hurtos y saqueos
la vieja Bolivia Miamizada que está cambiando de piel
que cuelga su viejo cuero sobado sometido
cambia los límites de amos y pongos y el jardín
se puebla de zonas oscuras donde juegan
las guaguas cetrinas en hamacas blancas
en hamacas mestizas blancoides.

Adiós papayas diarias del Chapare enormes
mangos que se deshacen por medio dólar solamente
adiós sublime locoto que das música a las comidas
adiós pisos armados con los restos del suelo originario
ladrillos sobre pasto que marcan el sendero urbano
calles sin veredas puertas de cerrojos que no cierran
cuestas que no pueden treparse sino es en ojotas.
Vuelvo a Buenos Aires ciudad de horarios regulares
de basura embolsada pasos horizontales en la esquina
iluminados kioskos de flores conservadas en formol
en tierras que la Pachamama no conoce.

Mi amor de años me entregó este viaje misterioso
Este recuerdo infantil de trepar los toboganes
y la Calle de las Brujas, la del empedrado
vertical donde dejé impreso mi corazón sin aliento
en el pullu tejido de aquel indio que camina
sin tocar la tierra que aun pertenece
por un corto tiempo más
a aquellos dos nostálgicos trajeados que pasan
luciendo sus corbatas italianas
apretando bajo el brazo los portafolios
de cuero de cocodrilo.


Jorge Hacker - La Paz 7 - I - 09

POSTAL DE BOLIVIA

Pensando en Evo Morales.

Bolivia corazón invertido
locotos suspiros trenzas y polleras
chicharrón sombreritos bombín y la ley
de la gravedad que no llega.

Bolivia inclinada a veces vertical
asomada a mil cataratas de tierra
desafiantes deslizan paredes de roca
deslizan Pachamamas de lava al asfalto.

Bolivia centro geológico del mundo
hueco negro desdentado aliento de coca
rotondas transitadas entre bólidos y plantas
y los pasitos cortos que no alejan el peligro.

Bolivia fertilidad implacable silenciosa
embarazada panza de muñeca
tierra colmada de niños que nunca tienen hambre
porque aprendieron a devorar su propia tierra.

Yo te amo Bolivia ojos sin sexo
tímido orgasmo entre las algas del Titicaca
aquellas llamas embarcadas de espaldas al viento
los párpados húmedos de escarcha.

Yo te amo Bolivia envuelta en olores que van
del rosado al marrón oscuro
un sudor que no despierta a los ácidos
y no hay agua que alcance para lavar tu memoria.

En Bolivia gobiernan cosas pequeñas escondidas
la luna y el barro cinco estrellas y las vocales
quechuas como abracadabras secretos
que tocan en quena de plata su romancero andino.

Yo te amo arroz de Bolivia por tu afán
de ocultar las cien papas que llegan de los cerros
y porque mezclás lo frito con lo cocido
en un único fuego.

Y ya pronto estallarán los colores
de una revolución social intolerable
para esos hombres blancos
químicamente puros.

Jorge Hacker - Cochabamba y Sucre - 1/I./ 2009