BISABUELO



Bisabuelo rabino, viajo a visitarte,
tu barba manchada, tu ojito de liebre,
tu esdrújula, tus uñas, tu diente marrón,
vení bisabuelo, subite conmigo, a la burra
del tiempo, a mi mágico avión.

Bisabuelo tu pueblo, tus calles vacías,
tus judíos se aprietan a tu alrededor,
tus cosacos afilan sus sables de acero,
los bolsos, las sandalias, los refuerzos de cuero,
ya se huele el polvo de otra emigración.

Una plegaria de urgencia, aun es madrugada,
el sol que nace empuja hacia occidente
BARUJ HASCHEM vertebra tu columna
y conduce tu vista del cielo a la tierra
en un cabeceo, un dolor permanente.

Al centro del judaísmo iba tu peregrinaje,
donde triangula el Danubio su flujo desigual,
cantabas, rezabas en lenguas medievales
eras un violinista de estepas orientales
de piel y seda negra brillaba tu caftán.

Tu solideo de lana, tu sombrero de cuervo,
tu nariz rosa viejo, tus manchas de pigmento,
lucen en la penumbra del mínimo cuartucho
entre letras hebreas, que como negras hormigas
bailan con dios entre los rollos del tiempo.

Qué comías bisabuelo, que hígados de aves,
que papas polacas, que vino dulzón,
dormitabas murmurando mientras procreabas
abrazado a dios y a tu mujer, a la que no mirabas,
ella era solo un salmo más de tu religión.


Aquí llego, te busco, de mi mano va mi hija,
tiene un ojo de los nuestros, y un nombre gentil,
tu abre las manos y que tu distraído saludo
a este nieto viejo, a este nieto olvidado,
le bendiga la frente y le de tu perfil.
J H - 25 /XII/2007

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