EL RÍO FLUYE Y NO MIRA ATRÁS

Camino de gitanos con carromato y seis riendas
la familia pintadas las caras, las mujeres rellenas.
Guitarras con cintas rojas y verdes y el canto
en un idioma sin sílabas con palabras de pasto.

Así salimos a la búsqueda de Europa
mucho antes que los bárbaros de Oriente,
carne cruda salada con el sudor de los caballos,
Danubio arriba galopamos desafiando la suerte.

Por el camino alzamos polacas de platino
les parimos los hijos sobre la montura
y aprendimos dioses barbudos y callados
y plegarias y llantos con el pelo en la cara.

Pero el río no acaba en su nacimiento.
Escalamos unos Alpes y lanzamos el grito
escupimos las consonantes del largo camino
certeros cultivamos los Do sostenidos.

Allí construimos ciudades barrocas,
las calles torcidas miraban al centro,
detrás de los muros ocultamos el crímen.
Reinabamos libres y encerramos los vientos.

Finalmente encontramos los mares Tirrenos,
cambiamos anfibios los carros por naves,
errantes eternos renacimos flotando
y anclamos las carpas sobre istmos lejanos.

No cambiamos mucho, los ojos más claros,
las manos más blancas, las melenas más ralas.
Los mismos gitanos, suspirando Occidentes,
en busca de una Europa, esa promesa de España.

El río que fluye no mira a su orígen,
la memoria es un boomerang de cortísimo alcance,
las imágenes fueron todas copiadas,
ya llega la estrella que nos llevará adelante.

JH 16/X/09

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